jueves, 2 de abril de 2009

Pretendemos alcanzar la verdad suprema fuera de nosotros.
En algo aislado, en algo eterno que se compadezca de nosotros.
Que nos acune en la inmortalidad.
Lo hacemos sin saber que esa verdad que tan afanosamente buscamos lejos, está bien cerca, adentro.
En uno.
Uno que no es sólo este uno. Es el Uno mayor.
Eterno, liviano y tintineante.
Estrellas, luna, sol,
y más allá universo bailando en nuestra sangre.
Creando nuestra piel
Redescubriéndonos la pureza que es única.
Fresca, blanca, de colores.
Universo en el humano, palpable en su mundo sutil, delinea de la línea de otros parámetros de conciencia.
Y el humano en el universo es universo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario