viernes, 29 de abril de 2011

MareAdos.




Entramos en la face del silencio.
Nada para decir. Nada para hacer al respecto.
Todo está ... Nebuloso.
Perdido.
Alguien fue abriendo zanjas a mi alrededor, y de a puñados me cubrió de tierra.
¿O fui yo la que lo hizo?
Recuerdo que última vez que lo vi, el corazón me empezó a latir tan fuerte que quise que se callara. No quería pasar más por esa situación de alegre-angustia, nerviosismo feroz...




dije: quiero que este corazón me deje de latir. (Por él y para él tendría que haber aclarado), pero bueno así son los fallidos y he de hacerme cargo.
Yo quise morir en manos, ojos y palabras de otro.
... no sé si realmente quise... pero lo dejé hacer.
( "lo que yo quiero muchacha de ojos tristes, es que mueras por mí... y matarme contigo si te mueres y morirme contigo si te matas, porque el amor cuando no muere mata, porque amores que matan nunca mueren")
Qué horrenda noción del amor.
Tierra y más tierra.
Al principio era más suave el gesto, un te cubro y te descubro. Te regalo rayos de sol.
Pero después fueron bloques de oscuridad, que me encadenaron y me dejaron sin aire.
Ya no hay luna, ni olores, ni música que me enamoren...
ya no quieren, no pueden, no quiero.
(y ... rompimos la promesa de cuidarnos, ¿qué luna quiere acercarse así?!!)
Sólo silencio.
Y mi detención.
¿Sana detención?
Sospecho que sí.
De a poquito me desahogaré,
saldré de la asfixia,
de lo que no es.
Y encontraré mi movimiento.
Saldré de lo que es también, de esta lluvia que mantiene todo muy fresco.
Caeré en lo que estoy cayendo: yo no estoy muerta. Nadie muere de amor.
Y yo no soy la excepción.
Lo que no es, siempre deja lugar a lo que tiene que ser.
De acá en más, empieza a haber mucha luz, de un sol cálido, auyentador de tristezas y aburrimientos.
(Algún día estará más equilibrado mi desarrollo emocional con el intelectual)
No estaré tan perdida en cuestiones del amor.
Igual, acá no hay culpas.
(y nada se pierde, todo se transforma)
Nunca se sabe de que es capaz un cuerpo, por tanto, tampoco está tan claro de qué no va a ser capaz, hasta que está en encuentro con aquello del otro o de sí, que lo potencia o lo debilita.
Asiq agradezcamos, las muertes momentaneas y las transformaciones, que la muerte definitiva, es un mal encuentro, y nosotros estamos plenamente vivos.
Aprovechémoslo. Empecemos a utilizar nuestra preciada libertad, para estar más presentes en nosotros, más claros de a dónde vamos y con quién, para no quedar a merced del azar de los encuentros.
Seamos, menos agresivos y más amorosos, con nosotros y el resto.
Menos cobardes y menos culposos.
(para que el sol nos vuelva a calentar la panza y a dar mucha risa)

viernes, 1 de abril de 2011

necesidad de mar y silencio