lunes, 18 de febrero de 2013

 Estás en algún lado con tus peces azules en la piel de celofán.
Recibiendo las caricias del sol.
Riendo en la mañana, con tu ternura en los ojos.
Tu música al aire.
Preparando y reparando melodías profundas del silencio.
Laberinto donde juego,
estás
y descanso en la mirada marítima detrás de tus párpados.

Caricia.
Amor.
Simpleza, es tu estar.
Y yo me elevo.
Floto.
Sonrío.
Descanso.
Gracias por regalarme la delicadeza.
La delicadeza y la furia de la intimidad dorada que nos estremece.

Amor, yo voy sacándome máscaras y miedos para transitar este misterio.
Entro en el fondo del río.
Me invento. Te sueño.
Te abrazo.
Te suelto.
Danzamos.
Bailamos lentamente ...
nadamos sin fondo ... por un océano de cartulinas de colores. En el que están los míos que te dedico cada día.

Presurosa de amarte
pinto y escribo.
Deseosa de volar contigo,
escucho cada susurro el viento a ver si reconozco tu voz.
A ver si descubro tu nombre en la sombra de alguna hoja.

¡Ojalá no te hayas ido antes de haber llegado!
Aunque ... de a intentos, de a sutilezas y de alegrías, te sospeché en muchos.

Tanto por conocer aún.
Quiero encontrarte.
Abrazarte y que no haya dudas de ninguno de los dos.
Me cansé de lo que no es.
¡Transformémonos juntos!.
¡Vení a dormir en mi silencio
y mi palabra!
A caminar descalzo por mi alma.
Vení. Yo te espero, hamacándome en el sol.
(Oct.2012)
Soy una tormenta azul
que se despide del dolor

de la urbanidad reticente
del tiempo muerto.
Una pelota azul
dibujando el aire del patio de la infancia.
El silencio curativo
el mar en los ojos.
Un vacío inabarcable
un punto de partida a la vida.
Un estar sin tortura.
Soy la mochila que desciende
los pies que caminan.
El aire diferente.
Una luz que no se resigna a apagarse
una llamita cuidada por la mano amiga.
Un color que retorna.
La respuesta al abrigo de unos ojos pájaros
amaneciendo.