jueves, 11 de noviembre de 2010

La tristeza se supera a sí misma cuando la sacás a caminar.
Varios días de caminata, y se transforma.
Le regalás un poco de sol ... y no tiene más remedio que sonreir, dejar de ser un poco ella.
Te das un par de gustos, y la compañera se quita su máscara: es una mujer agradecida de la vida

el calor del sol
un libro de poesía
un buen vino
un poco de chocolate
quiebran los cristales del grito silencioso, de la melancolía un tanto quejosa adherida a la piel,
de las ansias de amor, del temor al amor, de los grandes juegos de palabras; y el instante se simplifica.
Caen una a una las "cáscaras-máscaras", las capas de las campanas,
llega la liberación necesaria.
Respiramos frescos,
nos acordamos que estamos vivos en este presente,
que es lo que importa,
que todo puede ser más fácil y más disfrutable, si elegimos verlo así.
Depende de nuestra decisión,
depende de la lucha cotidiana, q a veces es compleja pero vale la pena...
es la diferencia entre amar o mecanizarse.
Sonreimos.

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