miércoles, 15 de septiembre de 2010

(lo primero data del 2006... las instrucciones de 2 meses y medio)

Preparar un texto, darle forma, color.

Elegir cada palabra. Saborear lentamente la frase, encontrarse en pleno mar de impresiones, de soliloquios eternos de los más profundos del tiempo humano.

...

Y transcurren las ideas, se despedazan para regenerarse, unirse en una más pura, más profunda y fresca.

Comprender los sueños que corren fluidos en la sangre.

Bajo la piel de celofán se logran ver todos los tonos del cuadro que se nos representa.

Ya no hay dudas, estamos todos ahí, jugando el mismo juego de nadar en el aire.

Correr, y todo el cuerpo es un telar de fueguitos, de fucsias , azules y amarillos, mezclándose.

Amándose-repelándose.

Vibración pura.

Crear un texto, situarse en cada óptica y aún así no dejar de ser uno, con estos ojos que derraman el misterio de la

ficción-verdad-inmortalidad.

Instrucciones para alivianar lo que se siente.

Sí, cuando unx se propone escribir alguno de esos textos que nos implican el alma,

las emociones, los deseos, la espera, la risa o el llanto, lo inasible e indefinible del adentro… algo se moviliza.

Usted se dará cuenta de ello, porque es casi irrefrenable la necesidad de exteriorizarlo para que tome forma, para que no nos pese tanto internamente, para que salga del cuerpo, de la mente, de donde se halle, aunque a veces no podamos decir bien dónde,

y empiece a tener vida propia.

Para ello entonces, para darle vida, dispóngase usted de tiempo, y de un par de hojas en blanco, vacías de otras letras, un lápiz, lapicera u otro objeto que tenga tinta, y deje hablar a eso que guarda…(sino cuenta con esto, o más bien prefiere otros medios de escritura, puede optar por una computadora o una máquina de escribir, claro está… es fundamental que se sienta cómodx)

Procure no juzgar lo que surge mientras avanza en la hoja (real o virtual) pues tienen que nacer y desarrollarse, tiene que sentirse libre ese sentir, para poder dar cuenta de lo que es. Usted en ese momento es como si dejara de ser usted y fuera sólo un canal

ausente de prejuicios y de normas que permite el surgimiento de la palabra. Y aunque no juzga, está atento a esa magia de la manifestación, y saborea lentamente el proceso.

Esta volcadx en ese receptor, no son sólo palabras, es usted sin máscaras!.

Sea conciente de eso, y no se asuste, siga escribiendo.

Hasta exprimir la emoción, y tal vez surjan colores.

Hasta haberle dado alas a su propio misterio…

Y aun después… siga escribiendo. Siempre hay un poquito más, como cuando en una respiración profunda, termina de exhalar y ajusta los músculos abdominales para sacar el último rastro de aire y sentirse vacíx.

Cuando estamos vacíos del bullicio de siempre, comenzamos el proceso de comprendernos, por eso escribir es empezar a movernos.

Y del movimiento siempre se dispara algo nuevo.

Con el movimiento podemos inventar nuevas realidades…

Podemos habitarlas.

Con el movimiento vamos y venimos del interior al exterior y de vuelta al interior.

Y así en un vaivén constante mientras nos sea necesario.

Así que, ser humano que busca en sus profundidades, tenga amor por usted mismo,

Aun que esté enojadx por algo que hizo o que le hicieron, o esté inmersx en una tristeza pantanosa de la que salir…festeje el camino de encuentros y transformación que está generando al escribir.

Una vez que termine, o haga un descanso…

Respire, sonría, ya está más liviano.

Y antes de concluir haga registro de su cuerpo.

Seguramente podrá notar que es un telar de fueguitos mezclándose.

(en mi caso fucsia, azules y amarillos, su lenguaje encontrará sus colores)

Y es que algo se encendió cuando empezó a crear.

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