miércoles, 22 de junio de 2011

mi duende recordó esto...

Lloro.
Lloro por cansancio. Lloro por felicidad de este llorar porque es como una angustia y un descubrimiento dulce y empalagoso similar a una pulposa fruta que hace renacer a mis labios con fruición de morder, hallar, conseguir.
Lloro hasta sin lágrimas en esta fiebre que se acomoda de a ratos en mi ser.
Lloro
lloro lloro
porque es magnífico acompañar a la lluvia en su llanto. Y de no ser así contraponerme a la calidez del sol que con su anhelante expectativa hoy me afiebra, mañana me seduce.
Respiro.
Respiro en y con el viento, todo el aire que voy necesitando que me invada y me construya. Y canto.
Canto
y no hay dudas de que alcanzo hasta el último pétalo de flor al despertar.
Porque es el arte que me da los pasos.
Es mi mirada la que no necesita de palabras para decirle al mundo que estoy acá y no va haber abandono. No lo habrá porque no lo quiero.
Lo que quiero es despertar. Despertar cada momento en mí y ese mí en él y él en mí.
Porque el mundo es yo, y yo soy él. Individuo y conjunto.
Para qué más explicaciones si hubo una mirada que me asomó, me entró y me llenó por completo.
Si hubo un silencio y una brisa que partieron mi cabeza en dos... (en infinidad de pedazos)...
para hacerme recordar a esa mujer desnuda y en lo oscuro, que siempre tengo y que siempre se escapa porque preferí dejarla en un rincón del alma para no hallarme
ni sentirme.
y hoy, de esto último no hay nada quizá por eso el cansancio, la felicidad, el llanto y la sonrisa...
Porque más allá de los desiertos que me abisman. De amor y de abrazos....
Tengo la inmensa sensación de haberme parido a mí misma. Hoy. Hoy, ayer, ya no importa.
El tiempo es arbitrario y mi mente no recuerda, porque yo en sí no recuerdo; y porque lo bueno es el haberme hallado debajo de esa hoja.
Manchas de colores forman mi figura y me hablan de que no corra.
sabiduría.

no corra

ya no está conmigo la desesperación.

no corra.

hallazgo.

no corra,

no hay nada allá para encontrar

en los apuros Si yo me encuentro acá.

Acá,

qué efímero

Acá
qué hermoso.
Acá eterno, en el mundo conectado.
Y así, de pronto me acuerdo... una poeta...
Voy a esconderme en el lenguaje
(...)
porque tengo miedo.
Mi lenguaje no se arrima por el miedo
se arrima por la vida

como lo hacen las lágrimas, las risas, las miradas propias y ajenas, que hacen vibrar el sueño, las profundidades y los vacíos.

Las palabras a mí me descolocan

me desvisten y me demuestran

son ellas, a veces, las encargadas

de mostrarme, cuando ni siquiera

las tengo o me sobran y ni hacen falta.

Porque las palabras están como está

el aire que se respira.

Son necesarias, son efímeras y exhalables.

Las palabras me desvisten pero por

más me dibujan, lo hacen con ese

trazo exacto e hiriente sangrante

y magnífico. Con esa línea en una mano

que es la mía con la que ando pretendiendo el dibujo que

llorando

descifra el existir humano.

(marzo 2005)

1 comentario:

  1. Es como si fueras la extensión de una línea que dibujé hace mucho tiempo.

    ResponderEliminar